12 de marzo de 2010

Ilustración

La ilustración es a las bellas artes lo que la poesía a la literatura. Se ha granjeado el respeto unánime por su sabia manera de combinar la gracia con la profundidad, pero a la vez se la margina como si fuese un arte menor. El origen de esta paradoja puede deberse a su naturaleza híbrida. La ilustración es un género fronterizo, que se alimenta del lenguaje escrito y del visual, y todo lo fronterizo suscita extrañeza, sobre todo, en un mundo anhelante de certezas científicas como el nuestro. Su estatus indefinido genera las mismas dudas que suscitaban en la escala del saber aquellos animales mitológicos, seres metamorfoseados como los elegantes centauros o los fieros dragones, cuya ambivalente paternidad, moldeada a partes iguales por la realidad y la imaginación, les desterraba a un limbo desconocido, casi onírico, que no era ni el mundo real ni el de la ficción. Pero el verdadero arte, el que nos interroga sobre la frágil condición humana, necesita del misterio de los sueños. Sin esa naturaleza insondable, se devalúa en una práctica rutinaria. Hacen falta chamanes dibujantes que recuperen el hechizo de la obra artística; hacen falta ilustradores alquimistas que capturen con sus trazos esas zonas inaprensibles de nuestra naturaleza, donde laten las emociones más luminosas. Libros iluminados les calificó el poeta William Blake a los libros ilustrados. El saber se iluminó gracias a los dibujos, facilitándonos la tarea de aprender y educándonos la mirada. Esta exposición realza el valor estético de la ilustración mostrando las obras de quince ilustradores vinculados a La Rioja. Sus magníficos trabajos abarcan distintos estilos, distintas generaciones y distintas temáticas. Aunque todos ellos comparten una filosofía común: la búsqueda de una verdad artística tan necesaria y profunda como el respirar. A la muestra la hemos bautizado el oficio de ilustrar para recalcar que sin una técnica depurada, el arte no puede existir. Los ilustradores, en su humildad, se someten no sólo a la exigencia del texto sino también a un amplio abanico de destrezas manuales. Gracias a su talento superan la tensión de ambas y eso les hace volar libres y alcanzar las alturas de un arte mayor.

Texto escrito para la exposición ‘El oficio de ilustrar’ organizada por la Universidad Popular de Logroño dentro del Programa Abierto. La muestra ha exhibido en la sala de exposiciones de Caja Rioja de la Gran Vía de Logroño el trabajo de quince ilustradores riojanos del 16 de febrero al 10 de marzo.

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